Menchaca impulsa el resurgimiento del ‘Modelo Hidalgo’ en Salud Mental  

En Villa Ocaranza viven 82 pacientes que fueron olvidados por sus familiares y este gobierno de ninguna manera los echará a la calle. 

El gobierno del estado de Hidalgo, a través de la Secretaría de Salud, trabajan en la modernización del ‘Modelo Hidalgo’ para la atención en salud mental, como lo fue en antaño en el Hospital Psiquiátrico Villa Ocaranza.

El proyecto inició con la sistematización de la atención de la consulta externa y anclará a 82 pacientes que son responsabilidad del Gobierno debido a que no cuentan con redes de apoyo luego de haber sido abandonados por sus familiares. 

El nuevo sistema cuenta con un hospital para pacientes agudos con 30 camas censables, área de atención a grupos para su revalorización y seguimiento para atender a personas con padecimientos mentales provenientes de cualquier parte del país y del extranjero. 

Con una inversión de 8 millones 700 mil pesos, serán reconstruidas las 10 casas de medio camino del complejo residencial “Villa Ocaranza”, detalló la secretaria de Salud, María Zorayda Robles Barrera. 

Atrás quedará la discriminación a los pacientes psiquiátricos, aseguró, durante un recorrido por este complejo ubicado en Tolcayuca, Hidalgo.

La funcionaria destacó que como parte de la modernización e innovación que aprobó el gobernador Julio Menchaca, se instaló un sistema único en México que agiliza la atención bajo la mística de que cada minuto es crucial para “salvar una vida o para perderla”. 

Desde este hospital, los psiquiatras ofrecen consultas de Telemedicina desde 2020 a pacientes de 47 unidades de la red estatal de salud, a través de la cual han brindado 316 consultas en lo que va de 2023. 

“En este nuevo gobierno, se marca un antes y un después. Entre mitos, estigmas, estereotipos y discriminación, los pacientes fueron excluidos de la sociedad y sus voces se apagaron entre cuatro paredes”, reprochó Robles Barrera.

Así, médicos y enfermeras que se encuentran adscritos a este psiquiátrico, saben que la salud mental es el centro de las políticas en la materia en la entidad.

A pesar de las reformas a la Ley de Salud Mental en México, que obliga al cierre de los hospitales psiquiátricos, en Hidalgo se mantendrá abierta Villa Ocaranza, de ahí el anuncio de inversión para su modernización para estar acorde a los nuevos tiempos. 

“No vamos a desproteger a las personas que están internadas, hay muchos que ingresaron siendo unos niños y tienen más de 50 años aquí, no tienen a donde ir, así que no los echaremos a la calle”, Robles Barrera.

Villa Ocaranza el único psiquiátrico con modelo asilar.

Yerenni Gómez López, directora del Hospital Villa Ocaranza, aseguró que el nuevo modelo implementado en este psiquiátrico es totalmente revolucionario.

Explicó que todas las estrategias de fortalecimiento tanto en la operación del hospital como en las políticas estatales están perfectamente alineadas a este momento de cambios en la ley para regular la atención de la salud mental.

Reconoció que aquí conviven dos modelos: el asilar que ya no debe existir por ley donde viven 82 pacientes que fueron abandonados y el Hospital que tiene capacidad para tender a 30 pacientes bajo internamiento hasta que superen la crisis de la enfermedad.

“Generalmente, son pacientes agudos los que se quedan internados temporalmente, y una vez superada la crisis salen con tratamiento médico”, explicó Gómez López.

Villa Ocaranza el único psiquiátrico con modelo asilar.

Tras el cierre del hospital psiquiátrico Fernando Ocaranza en el año 2000, llegó una nueva etapa que dejó atrás el sistema manicomial establecido en México. 

Villa Ocaranza, cobró vida gracias a un modelo traído de Europa por la extinta presidenta del Sistema DIF Hidalgo, María Elena Sañudo y la activista Virginia González Torres.

Inmediatamente, se perfiló como un modelo innovador donde se privilegiaron los derechos humanos, donde se les dio a los pacientes la atención debida y la capacitación para hacerlos florecer laboralmente.

Este centro contó con el aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), no obstante, la falta de recursos, de seguimiento y la ausencia de personal médico especializado frenaron el modelo. 

Fue tan noble el Modelo Hidalgo que la Norma 025 basada en este nuevo sistema, que en su momento, se pretendía instaurar en todos los psiquiátricos hospitales de día, servicios de consulta externa, centros de día, casas de medio camino y talleres de oficios para lograr su reinserción social, algo que la OMS y la psiquiatría moderna avalan actualmente

Adiós a los malos tratos en los psiquiátricos

Con este modelo, se dejaron en el pasado las historias de abusos sexuales, de abandono, de pacientes que eran bañados a manguerazo y con agua fría.

A falta de medicamentos y tratamientos acordes a su condición, los pacientes deambulaban desnudos, perdidos en su realidad.

Los más graves estaban en el encierro total, sin ver la luz del día, y en ese lugar, transcurrían los días y noches a la espera de morir, porque no había otro destino, mientras su dignidad humana era degradada a más no poder. 

Esto lo sufrieron niños, jóvenes y mujeres alterados por esquizofrenia, ansiedad, trastorno de bipolaridad y pacientes con retraso psicomotriz, etcétera. 

La importancia del Modelo Hidalgo en la Salud Mental

El Modelo Hidalgo, trataba de generar que los pacientes psiquiátricos graves pudieran vivir como cualquier otra persona bajo un tratamiento adecuado y vigilado.

Una vez estabilizado, migrarían a un espacio de medio camino donde aprendería a desarrollar sus habilidades y lograr su autosuficiencia.

Fue tal el éxito de Villa Ocaranza durante el gobierno de Manuel Ángel Núñez Soto, que gobernadores de casi todo el país y médicos de varias naciones vinieron para replicarlo.

Sin embargo, el sexenio concluyó y las nuevas autoridades olvidaron darle seguimiento, incluida la propia Virginia González, por lo que Villa Ocaranza se convirtió tan solo en un depósito de pacientes. 

Otro lastre fue la corrupción, donde se documentó el robo y tráfico de medicamentos controlados, la desaparición de donaciones, así como el deterioro de las villas. 

Tres sexenios transcurrieron, el de Miguel Osorio Chong, Francisco Olvera y Omar Fayad; para que, finalmente, el gobierno de Julio Menchaca Salazar, mirara otra vez hacia Villa Ocaranza.