La historia nos enseña que el pasado está más vivo de lo que pudiera creerse y por eso tal como dijera el escritor Carlos Fuentes: “El perpetuo reinicio de historias perpetuamente inacabadas” es a mi juicio una frase lapidaria que da cierta respuesta a lo que vivimos cada seis años, incluyendo este gobierno, más de lo mismo, de los mismos y el pueblo con una larga espera de algo diferente que no llegará. Analicemos:
El orador más aplaudido. En su sexto y último Informe de Gobierno ha sido José López Portillo y Pacheco que realizó en la tribuna de San Lázaro un acto que le valió ser interrumpido 40 veces por aplausos, récord histórico para elmensaje de un presidente.
Días antes, en defensa ante la agitación en los precios del petróleo, y la caída del precio, el 17 de agosto de 1981, expresó que había personas que estaban «atentando» en contra de la economía mexicana, por lo que respondió que él se encargaría de «defender el peso como un perro». El 1° de septiembre de 1982, día de su último informe de gobierno, habría de encarar a la ciudadanía para anunciarle el caos.
Culpó de la debacle a los banqueros y a los «saca dólares«, no admitió tener que ver en el hundimiento financiero del país. «Soy responsable del timón, pero no de la tormenta», dijo, y, de un solo trazo, nacionalizó la banca y decretó el control de cambios.
Un final de sexenio que sumió al país en la peor crisis económica conocida hasta entonces, luego de que comenzó con la promesa de que México tendría que aprender a “administrar la abundancia”, el entonces presidente de la República aprovechó la fecha para dar a conocer al país entero que, ante la especulación financiera, se decretaba lo que se llamó la nacionalización de la banca.
En un discurso lleno de teatralidad, en el cual el Ejecutivo federal incluso derramó lágrimas cuando pidió perdón a los más pobres, López Portillo lanzó aquella famosa frase que anunciaba que las instituciones financieras pasaban a ser administradas por el Estado: “Ya nos saquearon. No nos volverán a saquear”.
Posteriormente, recordaba cómo había preparado su discurso de aquel 1° de septiembre de 1982.
“México ha sido saqueado. Al ir reuniendo los datos para el Informe, me fui dando cuenta, a fondo, de la gravedad del problema. Por lo menos 14 mil millones de dólares en cuentas de mexicanos en Estados Unidos; 30 mil millones en predios de los cuales ya han pagado nueve mil millones en enganches y servicios; 12 mil millones de mexdólares.
“He acordado, y lo anunciaré mañana, nacionalizar la banca y un control total de cambios…’’, escribió el 31 de agosto de 1982, en sus memorias.
Tres meses después dejó el poder, en medio de acusaciones de grave corrupción y nepotismo.