Belinda obtiene medidas de protección contra Lupillo Rivera por difundir imágenes y datos personales; El Ministerio Público aplicó la Ley Olimpia
La cantante Belinda interpuso una demanda por violencia digital y mediática el pasado 2 de octubre, luego de que el intérprete Lupillo Rivera difundiera sin su consentimiento imágenes de backstage y contenido personal en redes sociales y material promocional.
El Ministerio Público de la Ciudad de México otorgó medidas de protección a la artista, amparadas en la Ley Olimpia y en la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares, así como en los artículos 16 y 1916 del Código Civil Federal, que protegen la intimidad, el honor y la imagen de las personas.
La denuncia se presentó tras la publicación del libro autobiográfico de Rivera, titulado Tragos Amargos (Penguin Random House, septiembre de 2025), donde el cantante reveló supuestos detalles íntimos de una relación con Belinda durante su participación conjunta en La Voz México en 2016.
El fallo judicial ordena a Rivera retirar todo el material publicado, abstenerse de realizar nuevas declaraciones o publicaciones sobre la cantante y mantener distancia física y comunicación cero con ella. En caso de incumplimiento, podría enfrentar sanciones penales por desacato y demandas civiles por daño moral.
Las autoridades determinaron que las publicaciones y revelaciones del cantante constituyen violencia simbólica y mediática, al difundir información personal con fines de promoción comercial sin autorización de la artista.
Durante su arribo al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, Belinda respondió brevemente a los cuestionamientos de la prensa:
“Estoy acostumbrada a que usen mi nombre para decir cualquier tipo de cosas. No tengo nada que hablar al respecto. Yo no hablo de personas irrelevantes”.
Por su parte, Lupillo Rivera reaccionó en el programa Ventaneando con ironía:
“Nunca he sido un artista grande como ella, soy un pequeño artista que apenas va empezando”.
Especialistas en derecho digital advirtieron que la libertad de expresión no ampara la difusión de datos personales o íntimos sin consentimiento, especialmente cuando existe una intención comercial o de lucro.
El caso podría sentar un precedente en México sobre los límites legales y éticos entre la libertad de expresión y el derecho a la privacidad, particularmente en un entorno donde la viralidad en redes sociales puede multiplicar el daño moral y mediático a las víctimas.