Al hacer referencia a México, mientras el presidente de EEUU tiene un léxico empresarial y directamente combativo, el embajador estadounidense tiene un discurso, como lo que es él: diplomático
Por: Luis Felipe Hernández Beltrán
Mientras el Presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, menciona que “Lo único que hace es que nuestro país sea inseguro al permitir que millones y millones de personas entren en nuestras fronteras”; el Embajador estadounidense, Ronald Johnson, declara : “Por eso me enorgullece colaborar con la presidenta Sheinbaum y su equipo para fortalecer la seguridad fronteriza, desmantelar las redes criminales, detener el flujo de fentanilo que envenena a nuestras comunidades y frenar el tráfico de armas hacia México”.
Durante la reciente celebración por el 248 aniversario de la Declaración de Independencia de Estados Unidos celebrada en la Residencia Oficial estadounidense en México, el diplomático Johnson fue eso: diplomático, algo de lo que el primer mandatario estadounidense no se puede jactar.
Aun así, Johnson, como buen empleado, justifica a su jefe y utiliza un discurso fuerte en palabras pero discreto y colaborativo: “Quiero ser claro: la frontera está cerrada a toda actividad ilegal, y el presidente Trump ha sido claro en su compromiso de combatir a las organizaciones criminales transnacionales y a los redes narcoterroristas que se han aprovechado de las debilidades fronterizas, y que amenazan a nuestras comunidades, de ambos lados”.
Ante las constantes críticas por el cierre en México de transnacionales yanquis como la llantera Michelín con su planta en Querétaro y el posible cierre de la automotriz General Motors en su sucursal de Guanajuato, que daban empleo a miles de mexicanos; así como supuestas advertencias a otras empresas estadounidenses de no invertir en México. Todo ello atribuido a Trump; el emisario Johnson fue más objetivo.
“Nada de esto sería posible sin el sector privado. Su innovación, inversión y liderazgo impulsan la prosperidad. Empresas como Meta, General Motors y AT&T demuestran que la colaboración público-privada da resultados, y más rápido que los gobiernos por sí solos”, expresó.
Y si, palabras como “muro fronterizo”, “arancel” y sus derivados, persistentes en los señalamientos de Donald a México, fueron borradas en el discurso diplomático de celebración. Lo mismo que el conflicto Irán-Israel o la política de desnuclearización… No así, el próximo Mundial de Fútbol 2026.
“Tampoco olvidemos los lazos culturales que nos unen. Junto con Canadá, seremos anfitriones de la Copa Mundial de la FIFA 2026, el evento deportivo más grande de la historia, lo que demuestra que nuestra unidad impulsa el liderazgo global y las pasiones compartidas”.
Sin embargo, Ronald Johnson puso en la mesa a los Acuerdos Artemisa, leyes reguladas por la NASA que permiten el uso del espacio exterior, un tema poco o nada usado en los discursos de los “entrantes” gobiernos mexicano y estadounidense: “También estamos alcanzando juntos las estrellas. A través de los Acuerdos Artemisa, reafirmamos nuestro compromiso con la exploración espacial pacífica. Del campo de juego al cosmos, nuestra alianza no tiene límites”.
Sí, Ronald y Donald, dos nombres que, aunque se parecen y su rapidez al pronunciarlos pueden llegar a confundirse, simplemente son diferentes tanto en su ortografía como en quien los porta.
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