Bakhit Ilunga miraba a los planetarios desconcertado. ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Que era eso de los planetarios? ¿Le darían un buen sueldo, suficiente para mantener a su esposa y a su pequeña hija de dos años? ¿Donde viviría? Si bien había pensado en dejar Ciudad del Cabo, no tenía un plan bien definido. La voz de Steve interrumpió sus pensamientos:
-Se lo que estas pensando. Te lo explicaré. Los planetarios somos los guardianes de la naturaleza, la Diosa Gaia nos ha elegido para defender al planeta, nos dio 5 anillos mágicos; Kuame tiene el poder de la tierra, como ya lo has visto, puede crear grandes torres de arcilla, roca y otros materiales, puede construir lo que quieras, pero también puede destruir lo que quieras provocando terremotos.
-¿Y tu como sabes todo eso, si no te lo hemos enseñado?- le interrumpió Linka-
-No lo sabía yo, es el señor Kwuame, quien me pide que lo explique.- Y continuó su discurso- Yi tiene un anillo que controla el agua, la señora Linka controla el viento, el señor Robinson o “Wheeler”, controla el fuego.
-¿Linka, Yi, Wheeler?
-Si, se que esos nombres te suenan complicados, pero te acostumbras con el tiempo-dijo Steve.
Empezaron con el vuelo a Estados Unidos, que se les hizo interminable porque el Bakhit seguía sin comprender el tema de los anillos muy bien. También hablaron entre Yi, Wheeler y Linka, el semblante de Wheeler era triste desde la noche de confesiones, pero ahora estaba totalmente afligido:
-No sabía que podíamos entregar los anillos- dijo muy triste.
Linka respondió:
-Yo tampoco lo sabía, pero hay que ver para creer, y ya lo vimos-
-Oigan, tal vez podamos hablar mentalmente con los que reciban el anillo- dijo Yi.
-Yi, eso no tiene que ver, no sería posible a menos que tuviéramos el anillo de el corazón, como Steve, ¿Verdad Wheeler? Wheeler, ¿me escuchas? – replicó Linka
-¿Eh? Ah, el dinero me está llenando la mente, no las escuche- fue su último comentario, antes de aterrizar y salir del avión.
El camino a la residencia fue para ellos aún más largo. A pesar de que eran menos kilómetros, casi 35, solo Bakhit y Steve quedaron despiertos. Dentro de la residencia, fue aún más largo el camino. No sabían por que, pero Steve siempre hablaba mucho. Terminando el día, aún les parecía oír al niño explicándole al joven enfermero africano el asunto de los anillos, por lo que casi no durmieron.
Comenzó un nuevo día, un día en el que Wheeler planeaba ir a New York para oficialmente comenzar a construir su hotel. Los planetarios lo acompañaron, pero la limosina se detuvo en la calle Washington, pues una manifestación tapaba todo el camino, así que Wheeler se bajó enojado a parar la manifestación.
-¿Cuánto tiempo ha pasado afuera Wheeler?- preguntó Yi unas 2 o 3 horas después, pues Wheeler estaba tardando mucho.
Linka iba a responder, cuando Wheeler entró junto con una muchacha morenita, algo que confundió a los planetarios.
-Me retiro, adiós amigos. Espero que puedan seguir adelante con la ayuda de la heredera de mi anillo, ya han de haber leído de la Greta Thumberg americana- explicó, con lágrimas en los ojos.
La saludaron y se despidieron de Wheeler.
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