La depresión de diciembre

En estas fechas, la importancia de estar presentes emocionalmente con quienes estimamos cobra un valor profundo. La presencia no es solo acompañar físicamente; implica escuchar sin prisa, validar lo que la otra persona siente y permitir que sea auténtica sin forzar un ánimo festivo…”

Por: Kathya Moreno.

Diciembre suele presentarse envuelto en luces, celebraciones y expectativas de alegría. Sin embargo, desde la psicología sabemos que este mes también puede intensificar sentimientos de soledad, nostalgia y tristeza. La llamada depresión decembrina no es un mito: muchas personas experimentan un aumento de malestar emocional debido a presiones sociales, duelos no resueltos, balances del año o la ausencia de seres queridos. Es un momento donde la luz exterior contrasta con sombras internas que a veces cuesta nombrar.

En estas fechas, la importancia de estar presentes emocionalmente con quienes estimamos cobra un valor profundo. La presencia no es solo acompañar físicamente; implica escuchar sin prisa, validar lo que la otra persona siente y permitir que sea auténtica sin forzar un ánimo festivo. A veces creemos que motivar a alguien a “echarle ganas” es apoyo, pero desde la psicología sabemos que este tipo de frases puede aumentar la sensación de incomprensión.

Estar presentes significa ofrecer un espacio seguro donde la vulnerabilidad sea bienvenida.

¿Qué podemos hacer si conocemos a alguien a quien diciembre le causa depresión?

Aquí algunos pasos prácticos y empáticos:

1. Escuchar activamente.

No necesitas soluciones. Basta con escuchar, asentir, preguntar cómo se siente y evitar minimizar su experiencia. Un “cuéntame más, estoy aquí contigo” puede ser más terapéutico que cualquier consejo.

2. Invitarlos, sin presionar.

Extender una invitación cálida a una reunión, una caminata o una actividad tranquila puede ayudarles a no aislarse. Pero es igual de importante respetar su ritmo si no desean participar.

3. Ofrecer rutinas compartidas.

Pequeños gestos como acompañarlos a hacer compras, tomar un café o ver una película juntos ayudan a disminuir la sensación de vacío que suele intensificarse en estas fechas.

4. Validar sus emociones.

Frases como “es válido sentirte así”, “no estás solo” o “lo que sientes importa” abren puertas que la culpa o la vergüenza suelen cerrar.

5. Recordarles recursos de apoyo profesional.

Si notas señales de alarma —aislamiento extremo, pérdida significativa de interés, desesperanza profunda, cambios en sueño o apetito— es importante sugerir ayuda psicológica. Hacerlo con cariño y sin juicio marca la diferencia.

Diciembre debería ser un tiempo de encuentro, pero también de honestidad emocional. No todos viven las fiestas desde la alegría, y reconocerlo nos hace más humanos. Estar atentos, presentes y disponibles no solo es un acto de amor: es un recordatorio de que la salud mental se construye en comunidad.

Quizá el mejor regalo de esta temporada no esté envuelto en papel, sino en la capacidad de acompañar a alguien cuando el invierno se siente más frío por dentro que por fuera.

Construyamos juntos una mejor versión de ti. @proyecto_be