Los abrazos ya no alcanzan para vivir con los balazos

arturo moreno

Frase expresada por el sacerdote Javier “Pato” Ávila Aguirre al dirigir la misa de cuerpo presente de los padres jesuitas Joaquín César Mora Salazar y Javier Campos Morales, asesinados en la iglesia de Cerocahui, en el municipio de Urique allá en el Estado de Chihuahua.

Roberto Javier Fierro Duarte, fiscal general de Chihuahua, informó en conferencia de prensa que el asesinato de los dos sacerdotes jesuitas y el promotor turístico de la zona, así como el secuestro de más personas, se derivó de un pleito tras la derrota de un equipo de béisbol patrocinado por José Noriel Portillo Gil, alias el Chueco, uno de los capos que controla la Sierra Tarahumara, en Chihuahua.

El lunes 20 de junio ocurrieron dos hechos violentos en la comunidad Cerocahui: el primero de ellos fue el secuestro de Paul Osvaldo y Armando Berrelleza Rábago, quienes habían jugado un partido de béisbol el día anterior; el segundo, ocurrió cuando el Chueco acudió a un hotel, donde se topó con el guía de turistas Pedro Palma, a quien también secuestró y asesinó. Palma logró escapar y, herido, buscó refugiarse en la parroquia hasta donde llegó el líder criminal para ejecutarlo y en donde asesinó a los padres jesuitas.

El reciente asesinato de los sacerdotes jesuitas ha conmocionado a la sociedad mexicana que con frecuencia se ve inmersa en un ambiente de hostilidad y violencia, por tanto, es preciso recordar la ardua labor que misiones como los jesuitas llevan día a día con comunidades que se encuentran descuidadas por el Estado mexicano.

La Compañía de Jesús es una Orden religiosa que forma parte de la Iglesia Católica y que fue fundada por San Ignacio de Loyola en 1534. La Orden tiene más de 475 años en funcionamiento y miles de jesuitas han sido enviados a todos los rincones del mundo para esparcir el credo de la Iglesia Católica.

El fundador de la orden con anuencia del papa Paulo III fue Ignacio de Loyola quien nació en una familia acomodada de Azpeitia, comunidad vasca ubicada en la península española. Cuando era pequeño siempre tuvo anhelos caballerescos y el deseo de casarse con una dama de la Corte, sin embargo, una bala en de cañón destrozó una de sus piernas y acabó con sus sueños de ser noble.

Durante el abatimiento, encontró consuelo en libros sobre la vida de los santos y la vida de Cristo, el impacto fue tanto en su vida que decidió, a partir de ese momento dedicar su vida por completo a Dios.

Al recuperase salió de su casa, cual peregrino, y recorrió diversos lugares, lo cual quedo plasmando en una de sus obras más conocidas, Ejercicios Espirituales, una obra enfocada en la “meditación” y “encontrar la voluntad de Dios”. Fue en París donde se le unieron compañeros y fundó la Compañía de Jesús en 1534. Parte de su vida puede verse en los murales del Museo del Virreinato ubicado en Tepotzotlán, Estado de México.

La Compañía de Jesús llegó después de la conquista de Tenochtitlan estableciéndose en 1591 en pequeños poblados a las afueras de los pueblos de Sonora donde vivían los mayos, yaquis, ópatas, rarámuris y tepehuanes. A lo largo de un siglo, los jesuitas avanzaron hacia el norte llegando casi hasta la parte sur del actual estado de Arizona. En 1697 iniciaron labores en Baja California y en 1721 en Nayarit.

El proyecto de los jesuitas consistía en una transformación profunda de la vida social y cultural de los indígenas que tenían a cargo, teniendo como principios básicos la piedad, la modestia, la obediencia, disciplina y el trabajo en comunidad.

Sin embargo, los esfuerzos de los jesuitas muchas veces no proliferaron, esto se explica a partir de los prejuicios que se habían hecho los sacerdotes sobre los indígenas, sobre el funcionamiento de su cultura y tratar de cambiar su estilo de vida.

Así mismo chocaban en la manera de resolver los problemas entre ellos, mientras que los jesuitas buscaban resolver querellas mediante las instancias coloniales, los indígenas instaban a rebeliones, lo que causaba conflicto en la comunidad.

Los jesuitas se organizaban en comunidad misioneras donde todos los días tenían misa, celebraciones de matrimonios, bautismos y confesiones. Fue hasta el 25 de junio de 1767cuando por ordenes del rey Carlos III la orden fue obligada a abandonar todas las posesiones españolas mundiales y por muchos años estar en el anonimato.

Sin duda la orden jesuita ha sido, hasta nuestros días, merecedora no solo del cariño de los mexicanos sino también de respeto. Organización donde han permeado las ideas que han forjado las conciencias de grandes pesadores y libertadores; muestra de ello fue el historiador e intelectual jesuita, Francisco Javier Clavijero, así como el padre de la patria Miguel Hidalgo y Costilla.

Este crimen artero y vil no es más que una desgracia nacional y también el reflejo de una incertidumbre que se vive en nuestro país y no se sabe cuando parará.

¡Basta ya, los abrazos ya no alcanzan para vivir con balazos!