Cada 4 de octubre, la Iglesia católica conmemora la vida de San Francisco de Asís, uno de los santos más venerados del cristianismo, conocido por su amor a la naturaleza, los animales y su mensaje de humildad y servicio.
En Pachuca, la festividad tiene un significado especial, pues San Francisco es el santo patrono de la ciudad, lo que convierte la fecha en una jornada de fe, tradición y celebración popular.
El párroco Marciano Reyes García, de la Iglesia de San Francisco, recordó que el santo italiano —hijo de un comerciante próspero y de madre francesa— vivió una juventud rodeada de lujos y diversiones, hasta que una profunda experiencia espiritual lo llevó a renunciar a todo para abrazar la pobreza y dedicar su vida al servicio de Dios.
De acuerdo con los textos históricos, fue en 1206 cuando, al escuchar una voz que le decía “Francisco, repara mi Iglesia”, inició la restauración de templos en ruinas y comenzó una vida de entrega total a los enfermos y necesitados. En 1208 fundó la Orden de los Frailes Menores, conocidos hoy como franciscanos, una de las comunidades religiosas más grandes del mundo.
Entre los episodios más recordados de su vida está el del “Hermano Lobo”, cuando logró amansar con la señal de la cruz a un animal que aterrorizaba al pueblo de Asís, gesto que simboliza su compasión y su fe inquebrantable. También se le atribuye la creación del primer nacimiento o pesebre viviente en 1223, tradición que perdura cada Navidad.
A lo largo de su vida, San Francisco escribió oraciones y poemas que exaltan la obra de Dios a través de la naturaleza. Por ello, es reconocido como patrono de los ecologistas, los veterinarios, los comerciantes y los belenistas.
Canonizado en 1228 por el papa Gregorio IX, sus restos descansan en la basílica de Asís, Italia, y su legado continúa inspirando a millones de personas en todo el mundo.
En Pachuca, la comunidad católica celebra su fiesta patronal con misas solemnes, procesiones y bendiciones de animales, manteniendo viva una tradición que une fe, cultura e identidad.