Expuso que, desde la toma de decisiones hasta el diseño de la propia agenda pública, las y los ciudadanos deben ser parte de los procesos de avance del estado: Eduardo Lizama Carrasco
Tras las elecciones, la participación ciudadana es fundamental para la democracia, sin ella la sociedad no podría llegar a acuerdos, no se tendría legitimidad en la elección de representantes, ni habría sistemas de gobierno; se han tenido avances para que ésta llegue a espacios en los que antes era inimaginable, pero esta participación aún es intermitente, señaló el profesor investigador del Área Académica de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Guillermo Eduardo Lizama Carrasco.
El académico explicó que, anteriormente, la participación ciudadana se entendía únicamente como el mecanismo político-electoral para dar legitimidad a quienes toman decisiones públicas, mismas que afectan a todos y a todas quienes forman parte de una sociedad, pues de lo contrario, se convertirían en decisiones autoritarias y unilaterales que no cuentan con el respaldo de la mayoría de la población.
Sin embargo, actualmente ya no se concibe como solo ir a votar, pues este pensamiento fue superado desde hace mucho tiempo por la dinámica social, en la que cada vez más la ciudadanía exige involucrarse activamente en los asuntos públicos, desde la toma de decisiones hasta el diseño de la propia agenda pública, de modo que hoy la participación ciudadana implica muchos niveles y formas de contribuir.
Al pasar de un sistema político representativo a un sistema participativo, hoy la ciudadanía puede influir en la construcción de las políticas públicas, acciones y programas gubernamentales, en la elección de obras o construcción de los presupuestos públicos, todo esto con el objeto de atender oportunamente las problemáticas sociales de forma efectiva, eficaz y transparente.
Debido a que el ejercicio de la participación ciudadana creció y abarcó otros ámbitos, en la actualidad este derecho también está relacionado con la vigilancia de los procesos, de observar el cumplimiento por parte de quienes son partícipes de éstos, de exigir la rendición de cuentas, de denunciar cuando existan conductas que violenten los derechos, incluso de hacer efectivo el mecanismo de evaluación para determinar la permanencia o no de sus gobernantes mediante procedimientos legales, pacíficos y en respeto a los derechos humanos.
El investigador Lizama Carrasco reconoció que hay avances en materia de participación ciudadana, no obstante, también hay obstáculos que impiden que ésta sea completa, activa y permanentemente. Puntualizó que, en el caso de procesos de elección de representantes, se debe comprender que la abstención es multifactorial, por lo que se tienen que identificar los factores y causas que estimulan o desincentivan la participación para lograr abatir esta renuncia de los derechos.
Mencionó que una forma de combatir esta falta de interés es a través del fortalecimiento de la formación cívica desde el sistema educativo en todos sus niveles, para construir ciudadanía y sentido de pertenencia. Subrayó que esto permitirá incrementar la confianza en las instituciones, promover la disponibilidad de la información y un involucramiento social dinámico con sentido comunitario donde existan mecanismos de participación alternativa, accesible y de bajo costo.