El Museo del Ferrocarril se viste de color y memoria con un espacio que invita a celebrar la herencia cultural mexicana y el amor que perdura más allá del tiempo
Porque en Tulancingo los recuerdos no se olvidan, se viven y se celebran se abrió la Sala Temática del Día de Muertos, un rincón dedicado a honrar a quienes se adelantaron en el camino, pero siguen presentes en cada flor de cempasúchil, en cada fotografía y en cada suspiro que deja el recuerdo.
La ceremonia estuvo encabezada por la Presidenta Municipal, Lorena García Cázares, quien, rodeada de aromas a copal y pétalos naranjas, reconoció el esfuerzo del equipo de la Jefatura de Museos, bajo la dirección de Israel Cadena Aguilar, así como el respaldo de la Secretaría de Cultura, Educación, Deporte y Juventud, dirigida por María Guadalupe Rodríguez Uribe. Juntos, dieron vida a un espacio que no solo celebra una tradición, sino también el sentimiento que une generaciones.

Siguiendo las instrucciones de la Presidenta Municipal, la creación de esta sala busca rendir homenaje a la memoria viva, a esos seres queridos que, aunque ausentes, se sienten cerca en los altares, las veladoras encendidas y los colores vibrantes que llenan el recinto cultural.
Hasta el 14 de noviembre, los visitantes podrán recorrer este espacio donde cada detalle —desde el papel picado hasta los altares— cuenta una historia. Más que una exposición, la sala es una experiencia sensorial que invita a reflexionar, convivir y reconectar con nuestras raíces.

El acceso es gratuito, lo que convierte al Museo del Ferrocarril en una opción ideal para compartir en familia o con amigos, en medio de esta temporada que combina la alegría del reencuentro con la melancolía del recuerdo.
Por su parte, Israel Cadena Aguilar, director de Museos, destacó que los espacios culturales del municipio “se encuentran en constante evolución”, buscando acercar al público a experiencias más inmersivas, llenas de simbolismo y emoción.
Y así, entre el murmullo de las ofrendas, la música tradicional y los colores del alma, Tulancingo celebra la vida a través de la muerte, en una muestra que recuerda que nuestras tradiciones no solo se conservan… se sienten, se viven y se honran cada año.




































































