Claroscuros educativos

Muchas ocasiones hemos escuchado hablar de la educación y, en la mayoría de las veces, ha sido para declarar que esta no sirve y que los niños y jóvenes son abandonados en su esfuerzo por los docentes.

La educación cumple funciones sociales determinadas por el Estado Mexicano y el entorno económico en el que nos desenvolvemos. Responde a las demandas de uno y otro en la búsqueda de proveer los recursos humanos indispensables para el mercado laboral, pero también, para el espacio ideológico que se construye desde el estado.

De hecho, Louis Althusser en su libro: Ideología y aparatos ideológicos de Estado sitúa a la escuela precisamente en la parte de aparato ideológico, es decir, reproductivo de las condiciones sociales ideales para el estado mismo.

La educación al cumplir estas funciones, requiere necesariamente ser diseñada y operada en función de aquello que se busca lograr y el actual gobierno, camina precisamente en ese sentido, construir un espacio de ideologización política bajo el nombre de la libertad.

La recién anunciada transformación de la educación mexicana, no representa en sí, las demandas de la sociedad, sino las necesidades políticas de la actual administración. De hecho, Gilberto Guevara Niebla, es el primero en levantar la voz y asegurar que demerita la calidad educativa y pone en riesgo los avances hasta ahora logrados.

Igual que él, en los siguientes días escucharemos a más especialistas pronunciarse en torno a este tema y exponer las razones para apoyarlo o para rechazarlo.

Transitar de los grados escolares a las fases educativas, no es solamente un paso, implica reformular los campos del conocimiento, las escuelas en las que se forman los docentes, los procesos de capacitación y actualización, los mecanismos bajo los cuales se administra la escuela, entre otros.

Es deber del Estado Mexicano, garantizar que la educación mexicana responda a las necesidades de desarrollo tecnológico y científico del país; que sea capaz de enarbolar como meta del progreso, la democracia, la inclusión y la interculturalidad, más allá del discurso y los dichos de pasillo.

A pesar de que el propio gobierno asegura que cuenta con el respaldo del magisterio, al que calificó en la presentación, durante la conferencia matutina del presidente, como aliado estratégico para la educación, en algunos lugares el SNTE ha mostrado su rechazo o sus dudas en torno al tema.

Por ejemplo, en el caso del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Educación de Tabasco (SITET), su secretario general, Clemente Ortiz Méndez, calificó de superficial la propuesta curricular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y considero que en la entidad solo se llevó a cabo un foro, lo que, a todas luces, para el dirigente magisterial, es insuficiente.

Ortiz Méndez, aseguró, para los medios locales de Tabasco que “en México, en los últimos años cada determinado tiempo están cambiando los planes y programas de estudio, y no terminamos de aterrizar un modelo que de verdad se pueda tener la oportunidad de ver resultados”.

Esa es la apariencia en la mayoría de los lugares, foros apresurados y poco planeados, escucha inadecuada de la autoridad a la necesidad educativa real del país, modelos construidos bajo la perspectiva presidencial y alejadas de los expertos en educación, a los que se les considera neoliberales y conservadores como mejor argumento para descalificar su participación.

Hay borrón para el actual modelo educativo, y un rayón mal hecho para el futuro educativo de México. Tiempo al tiempo.