López Obrador se ha distinguido por ser un presidente que no pierde el tiempo en viajes al extranjero. A diferencia de Peña Nieto, quien pasó la mayoría de su sexenio visitando otros países, viajes cuyo único propósito parecían turistear.
López Obrador ha preferido reservarse en salir del país, pues considera que es más importante atender asuntos internos y dejarles a otros servidores públicos las labores relacionadas a lo extranjero. Sin embargo, después de mucho tiempo, AMLO ha decidido flexibilizar su agenda.
El mandatario irá en el mes de mayo a Centroamérica y a Cuba con el propósito de atender el problema migratorio. Lo más interesante de los planes del presidente, es que sus intenciones de arreglar dicha preocupación van desde la mejora de la calidad y esperanza de vida en los países centroamericanos, hasta la búsqueda de la seguridad social en los países a los que lleguen a residir. Pongo en contraste la postura que ha tomado el gobierno de EE. UU., pues las acciones que priorizan para frenar el flujo de los migrantes se enfocan en la supervigilancia de las fronteras, la limitación de las visas de turismo y en la deportación. A diferencia de los Estados Unidos, el gobierno actual tiene propuestas como Sembrando Vidas, en el cual se destinan recursos para los países mencionados con anterioridad.
Además de los programas que pretenden mejorar la vida en sus propios países, también se están tomando cartas en el asunto de la seguridad de los migrantes. Hay que recordar que los migrantes son quienes están mayormente expuestos a sufrir de la trata, debido a que se transportan en cajas de tráileres. Su intención es evitar que tengan que acudir a esta clase de medios de transporte y sancionar a los conductores. Lo que está haciendo el mandatario, es ejercer derechos humanos básicos que se violan día con día. Es un asunto urgente y que se ha dejado de lado muchísimos años.
En mi opinión, la gira que hará López Obrador a Centroamérica y Cuba es una demostración de la preocupación que tiene por los derechos humanos. Pues la creación de programas, la presión que le ejerce a EE.UU y el reforzar la seguridad, son la mejor demostración de un presidente que verdaderamente se preocupa por los demás.