Celebran el Centenario de la Procesión de la Virgen de las Lágrimas en Atitalaquia

Más de 10 mil fieles celebran el centenario de la Procesión de la Virgen de las Lágrimas, una romería que recorre 12 kilómetros entre Atitalaquia y Tetepango, y que representa uno de los actos de devoción más conmovedores de Hidalgo.

 

Este domingo, el Valle del Mezquital fue testigo de una manifestación de fe que unió a miles de corazones. Con profundo fervor religioso, más de 10 mil personas participaron en la Procesión Centenaria de la Virgen de las Lágrimas, una tradición que cumplió 100 años de historia y devoción en los municipios de Atitalaquia, Tlaxcoapan y Tetepango, Hidalgo.

Desde temprana hora, los fieles se congregaron en la iglesia de San Miguel Arcángel, en Atitalaquia, para acompañar a la venerada imagen mariana en un recorrido a pie de aproximadamente 12 kilómetros, que culminó en el santuario ubicado en la parroquia de Tetepango. La imagen, de tan solo 12 centímetros, fue llevada en andas entre cantos, rezos, flores y lágrimas de emoción.

A lo largo del trayecto, más de 40 comunidades se sumaron a la romería, reafirmando el carácter comunitario y espiritual de esta tradición, que surgió formalmente en 1925. Su origen se remonta a un hecho milagroso ocurrido el 24 de diciembre de 1796, cuando la Virgen fue rescatada intacta de un incendio en la parroquia de Tetepango. Décadas después, en tiempos de sequía, campesinos realizaron una procesión en su honor para pedir lluvias, dando origen a una devoción que se mantiene viva hasta hoy.

La misa principal se celebró a la una de la tarde en la parroquia de Tetepango, presidida por el arzobispo emérito de Tulancingo, Domingo Díaz Martínez, en una ceremonia cargada de simbolismo y agradecimiento por este siglo de tradición.

Para garantizar la seguridad de los asistentes, se implementó un operativo coordinado entre Protección Civil y Seguridad Pública de los tres municipios involucrados, lo que permitió una jornada ordenada y sin incidentes.

Este Centenario de la Virgen de las Lágrimas no solo marcó una fecha histórica, sino que reafirmó la fuerza de la fe como pilar en la vida de miles de familias hidalguenses. Una procesión que, más allá de lo religioso, se convierte cada año en una muestra de amor, identidad y unión comunitaria.