El Instituto establece esquema multidisciplinario conformado por especialistas en nutrición, medicina y psicología para atender las causas principales de la alimentación emocional
Ciudad de México, 8 de septiembre de 2022.- Uno de los factores que provocan obesidad y sobrepeso es la alimentación emocional, es decir, cuando se come por ansiedad, estrés, enojo o en reuniones sociales, sin medida o sin necesidad fisiológica.
Por ello, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) estableció un esquema multidisciplinario conformado por especialistas en nutrición, medicina y psicología para tratar estos problemas de salud en la derechohabiencia.
Para fortalecer e impulsar la prevención, el director general, Pedro Zenteno Santaella, desplegó esta estrategia para mejorar hábitos alimenticios y orientar sobre las prácticas que pueden evitarse para cuidar la salud.
En la Feria de la Salud “¿Ya PrevIssste? ¡Ya la hiciste!”, la jefa de departamento de la Dirección Normativa de Salud, Andrea Calvo Rodríguez, indicó que la alimentación emocional se define como la acción de comer por apetencia, pero sin hambre, es decir, “nuestro cuerpo no está necesitado de alimento en ese momento para mantener nuestras funciones vitales, sino que lo hace para afrontar, evitar o regular alguna situación o experiencia que estamos pasando”.
Destaca la especialista que son cinco los factores principales de este concepto: la emoción, cuando sentimos felicidad o tristeza; familia, para acompañarlos en la hora de la comida o rituales dentro del círculo; indiferencia, falta de interés por el contenido nutricional y cuidado de la alimentación; cultura, para festejar alguna fecha, fiestas patronales o en comunidades; y efecto del alimento, cambios en el estado de ánimo antes, durante y después de comer.
Calvo Rodríguez recomendó resolver el siguiente cuestionario:
• Emocional. ¿Los problemas son menos después de comer? ¿Me siento con hambre cuando tengo miedo?.
• Familia. ¿Comer es un placer que se disfruta más en familia? ¿La hora de la comida es sagrada?.
• Indiferencia. ¿Pongo poca atención en el contenido nutricional que consumo? ¿Ignoro la calidad de lo que como porque prefiero disfrutarlo?.
• Cultura. ¿Es común que, estando en fiestas, coma más de lo normal? ¿Como más cuando asisto a reuniones?.
• Efecto. ¿Comer mejora mi estado de ánimo? Cuando tengo hambre, ¿mi estado de ánimo cambia?.
“Si respondieron más de cinco sí, nuestra forma de alimentarnos está relacionada con las emociones. Por ello, es importante poner atención”, agregó.
La especialista resaltó que, para generar resultados positivos, tanto en la pérdida de peso como en el control de la nutrición emocional, es importante que las intervenciones estén guiadas por personal de salud mental como psicólogos, psicólogas y/o psiquiatras. “Los problemas de la alimentación no sólo tienen que ver con someterse a una dieta, sino también con la manera en que nos relacionamos con la comida”.
Recomendó que, si se detectan estos hábitos, se debe evitar relacionar las emociones con la comida. “El dolor, la tristeza, no se van a quitar con los alimentos, y se debe evitar formular juicios de valor en cuanto a la autopercepción corporal”.
“También, aprender a identificar aquellas situaciones que nos conducen a la compulsividad en la ingesta de alimentos. Por ejemplo, pasamos ocho o 10 horas sin comer, pero llegas a casa y te comes lo que te encuentras, por lo que es importante tratar de respetar horarios para consumir los alimentos”, detalló.