Universidades estadounidenses enfrentan crisis financiera por políticas migratorias que frenan la llegada de estudiantes extranjeros, especialmente de China.
Por: Perla Baños.
La reciente decisión del gobierno de Estados Unidos, impulsada por el expresidente Donald Trump y respaldada por Marco Rubio, de revocar visas estudiantiles a ciudadanos chinos con presuntas conexiones al Partido Comunista de China, ha encendido las alarmas en el sector educativo.
Esta medida afectará directamente a estudiantes que deseen cursar estudios en áreas consideradas “críticas” y plantea un aumento en el escrutinio a futuros solicitantes de China y Hong Kong, incluyendo el análisis de sus redes sociales.
El Departamento de Estado ya ordenó a sus embajadas detener temporalmente la programación de citas para visas estudiantiles, lo que podría frenar el flujo de más de 280 mil estudiantes chinos que anualmente elegían EE.UU. como destino académico.
Las universidades estadounidenses advierten que estas restricciones representan una amenaza directa a su financiamiento, ya que los estudiantes internacionales, especialmente los asiáticos, pagan matrículas más altas y sostienen una parte importante de su economía.
Además, se han congelado cientos de millones de dólares en fondos para instituciones como Harvard, a las que la administración anterior acusó de promover ideologías liberales y no hacer lo suficiente contra el antisemitismo.
Este escenario profundiza la preocupación por la internacionalización de la educación superior en EE.UU., y afecta no solo a las universidades, sino también a su prestigio global, innovación académica y diversidad cultural.
