Entre mariachis, peregrinos, veladoras, figuras religiosas y el aroma característico de la comida tradicional, este 28 de octubre la comunidad de Carboneras celebró a San Judas Tadeo
Devotos llegaron a la parroquia cargando imágenes de distintos tamaños: algunas pequeñas y adornadas con listones, otras más grandes y custodiadas como si fueran parte de la familia. Muchos peregrinaron desde barrios y colonias cercanas, otros desde Tulancingo y Pachuca, cumpliendo promesas, agradecimientos o peticiones personales.
Durante la misa principal, se observó a personas tomar asiento con su imagen en brazos o colocarlas frente al altar. Otros permanecieron de rodillas, en silencio, con la mirada fija, como si cada plegaria llevara consigo una historia de lucha, necesidad o esperanza.
Afuera, la celebración continuó en un ambiente festivo. En los puestos, los comerciantes ofrecieron veladoras, rosarios, escapularios y figuras del santo; mientras que del lado gastronómico no faltaron los antojitos tradicionales como pambazos, gorditas, tamales y atole, que llenaron la calle de aromas familiares.
La música también tuvo un papel especial. Un grupo de mariachis interpretó “Las Mañanitas” y temas religiosos mientras los feligreses aplaudían, cantaban y grababan el momento con sus teléfonos. Algunos aprovecharon para tomarse fotografías con el santo, otros simplemente observaban en silencio, con la emoción contenida.
Para muchos, este día va más allá de una celebración: representa una oportunidad de agradecer favores recibidos, pedir acompañamiento espiritual o renovar la esperanza en medio de dificultades. “San Juditas nunca me falla”, se escuchó repetir entre los asistentes, en frases breves que describen el profundo vínculo que algunas familias mantienen con la devoción.
