Robert Francis Prevost, de origen franco-español, fue elegido por un cónclave ágil y multicultural; ahora como León XIV buscará unir a una Iglesia dividida
La Iglesia Católica tiene nuevo líder. León XIV, nombre elegido por el cardenal Robert Francis Prevost, ha sido proclamado oficialmente como Papa tras una rápida elección en el cónclave más diverso culturalmente en la historia de la institución. Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el protodiácono Dominique Mamberti pronunció la histórica frase en latín: “Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam!”, ante una multitud expectante en la Plaza de San Pedro.
Con 69 años y nacido en Chicago, Prevost se convierte en el primer pontífice originario de Estados Unidos, rompiendo con una tradición no escrita que evitaba elegir a líderes del país más influyente del mundo. De ascendencia francesa y española, su vocación lo llevó a servir por más de cuatro décadas en Perú, donde desarrolló una labor pastoral silenciosa pero profundamente transformadora.
¡Habemus Papam! 🕊️
Robert Francis Prévost es el papa 267 de la Iglesia Católica como León XIV
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— Noticias Énfasis (@enfasisnoticias) May 8, 2025
Prevost es miembro de la orden de los agustinos y fue nombrado en 2023 como prefecto del Dicasterio para los Obispos, un cargo clave en el Vaticano que le otorgó un papel central en la gestión global de la Iglesia. Su perfil discreto, su carácter conciliador y su experiencia internacional fueron determinantes en una votación que se resolvió tras solo cuatro rondas, similar a la elección de Benedicto XVI en 2005.
La elección de León XIV representa un intento del colegio cardenalicio por apostar por un liderazgo equilibrado, humilde y mediador, en un momento en que la Iglesia enfrenta divisiones internas, desafíos financieros y una creciente presión por mayor transparencia y reformas estructurales. Su elección fue recibida con entusiasmo por los fieles congregados, que corearon su nombre al unísono: “¡León, León!”
Con su llegada al trono de San Pedro, el Papa León XIV asume el desafío de renovar el rumbo del catolicismo global, fortaleciendo los avances sociales impulsados por su antecesor, el papa Francisco, y consolidando una visión pastoral más humana, cercana y universal.
