Familias enteras de haitianos han detenido su paso en diversos estados de la república mexicana debido a la crisis migratoria en la frontera norte ante las nuevas políticas migratorias implementadas por los Estados Unidos y ven en México un salvavidas.
La crisis migratoria que se vive en las fronteras norte y sur de México podría alcanzar a las entidades de la república mexicana, ya que comunidades enteras de migrantes de todas las nacionalidades que buscaban llegar a los Estados Unidos, se han quedado varadas a su paso rumbo.
En la frontera norte hay menos llegadas de migrantes de lo esperado, tras el fin del título 42 y no se debe a que los centroamericanos decidieran ya no salir de sus países de origen, sino que, a su paso por el país decidieron quedarse hasta que se resuelva la situación en la frontera, pero mientras tanto buscan empleo y dónde vivir.
En Hidalgo, los haitianos se han apostado a las afueras de la delegación del Instituto Nacional de Migración (INM), para solicitar permiso para una estancia legal que les permita conseguir empleo y un lugar donde vivir.
Las comunidades de color llaman la atención pues se han apostado en las inmediaciones de la dependencia federal, en los camellones de la avenida principal que lleva a esa dependencia o porque deambulan en grupos por la zona, lo que antes era inusual.
En Ciudad de México, los haitianos se han acogido a los albergues de migrantes que se encuentran en los Ayuntamientos, ahí reciben atención solo para pernoctar.
Aunque reciben una cena, el día se torna muy difícil para ellos, sobre todo en días de altas temperaturas y lluvia pues no tienen a donde ir.
Acceder al sanitario a lo largo del día también es un problema salvo si se acercan a centros comerciales o algunas tiendas o fondas donde se les permiten su ingreso, sin embargo, la mayoría les niega los servicios.
“Nos ven raro, nos rechazan, pero nosotros somos gente buena y trabajadora, huimos de la pobreza, de la violencia y de los problemas que se viven en nuestros países, y aquí no nos pinta nada bien”, dice desesperada Thama Joseph, quien junto con su esposo y sus dos jóvenes hijos, salieron de su país hace dos semanas.
Tras cruzar la frontera sur, todo iba bien para ellos, sin embargo, el 11 de mayo llegó a su fin el Titulo 42 el cual restringe el derecho básico de solicitar asilo en la frontera entre Estados Unidos y México.
“Nosotros queremos un trabajo, donde vivir y que nuestros hijos vayan a la escuela, nada más”, clama Thama Joseph.
Su hermana con un bebé en brazos lamenta la situación en la que viven ahora, pero no duda en decir que es mejor vivir en la calle, que en Haití.
Asegura que dejar su país, es mejor ahora y no cuando su hijo sea más grande, pues la violencia y la extrema pobreza que azota a su país desde los sismos, hacen muy triste la vida ahí.
En Morelos, grupos de centroamericanos piden ayuda a automovilistas para seguir su camino hacia el norte del país y se nota cada vez más como las cifras aumentan, sobre todo en la capital Cuernavaca.
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En Querétaro, hay más movimiento de migrantes e incluso se percibe un aumento de los flujos migratorios que pernoctan en la central de autobuses.
En Tlaxcala, es muy común ver a migrantes centroamericanos porque el tren o la “bestia”, es un medio de transporte que les ayuda a cruzar el territorio nacional, sin embargo, en esta entidad, también es notorio que hay mucho más haitianos que hondureños y guatemaltecos.
Cabe destacar que el Titulo 42 fue promulgado por el expresidente Donald Trump en marzo de 2020 y tras su caída el 11 de mayo, a los migrantes irregulares se les aplicará el Titulo 8 para ser deportados de manera inmediata a sus paises de origen.
Lo peor es que se les impondrá una sanción que les prohíbe en los siguientes 5 años, entrar a Estados Unidos.
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