¿Podemos hablar de violencia en razón de género cuando no la hemos vivido en carne propia?
Según los datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), el 66.1% de mujeres mayores de quince años han sufrido algún tipo de violencia y no la denuncian; el 88.4% no toman ningún movimiento legal con esta clase de agresiones por miedo o falta de información. Sólo el 9.4% denuncia y el otro 2.2% pidió apoyo a algún familiar o amistad. Así que bien, ¿qué es lo que sucede? ¿Por qué las mujeres no están alzando la voz? ¿Cómo podemos cambiar estas prácticas?
Muchas mujeres viven con el miedo profundo de contarle a alguien sus vivencias. Uno de los libros que me ayudaron a comprender a las sobrevivientes de violencia de género, fue con el de Eso no es amor de Marina Marroquí. Por medio de las narraciones de las víctimas y la opinión de Marroquí, concuerdo con la autora: sobreponerse a maltratos físicos es fácil, ya que deja de doler al paso de un tiempo; pero superar los agravios emocionales es todo un reto que conlleva mucha madurez emocional y educación.
El problema persiste en que muchas veces la sociedad no entiende el concepto de violencia de género. El ejemplo más claro es cuando se expone el tema de la violencia sexual; varias personas creen que solamente se ejerce dicha agresión cuando hay penetración o cuando proviene de un extraño. A raíz de esos sesgos, existe una fuerte impunidad. Las mujeres no se lo dicen a nadie, no cuentan nada y el maltratador goza de una absoluta libertad gracias al silencio, dándoles un poder absoluto. Con ese mutismo otorgado, perpetuamos el machismo interiorizado, el cual se ha convertido en costumbre y tradición de muchas familias mexicanas. Por eso es fundamental la educación para las siguientes generaciones, para llegar a una sociedad más equilibrada e igualitaria. Asimismo, es esencial la formación a profesionales de esta conceptualización como una realidad latente y visible en nuestra comunidad.
En resumen, por medio de la comprensión, la educación, la empatía y la escucha, la sociedad puede combatir la violencia en razón de género. En mi caso, soy una mujer que se encuentra positiva; cada día atisbo a miles de mujeres empoderadas. Además, considero imprescindible educar a nuestros hijos e hijas desde la infancia para mitigar las costumbres de antaño. Por un mundo donde las mujeres seamos libres.