POR: Marco Antonio Moreno
En diversas ocasiones, me he referido a la oposición como extraviada, desorientada, sin habilidades para enfrentar a la 4T y menos para construir una postura verdaderamente crítica frente al bloque del presidente de la República.
Sin embargo, hay que reconocer que quien se vio desorientado fue el bloque de la cuarta transformación, quienes perdieron al menos dos diputados por uno del bloque opositor. Eso y la incapacidad para construir un discurso que les permitiera lograr la votación necesaria para aprobar la propuesta del presidente.
A pesar de ello, es importante reconocer que la oposición aun no logra desenredar la madeja política que representa el discurso de la 4T frente a la gente. Ahí, siguen perdidos y, necesariamente, eso los vuelve la oposición del presidente. Su oposición.
Es necesario que se den cuenta que el triunfo logrado, para la oposición, en el Congreso de la Unión, no representa necesariamente la derrota del presidente, ni de su propuesta política frente a la nación.
Aquí se vuelve indispensable que sean capaces, de apropiarse de la forma en que el presidente aborda el tema de la desigualdad y lo hace evidente frente a los demás, en palabras de Marcelo Ebrard Casaubón “Qué hace, (el presidente) vamos a definir nuestro propio acuerdo social y, vamos a llevarlo a cabo, nuestra respuesta frente a eso, nuestra propia respuesta, porque no es el modelo de otro país”.
Entre esto y la constante acusación de corrupción, el bloque opositor no ha podido construir un discurso que articule su propia propuesta de acuerdo social. Su forma de decirle a las personas como avanzar en el progreso y, como esto, se traduce en avanzar en el abatimiento de la pobreza.
Quizá lo han dicho, pero a gritos estridentes y en respuesta a lo que consideran un gobierno desaliñado e incapaz de construir respuestas reales y válidas en el ámbito económico, en lo laboral, en la construcción de nuevas oportunidades para el pueblo.
Se quedan atascados en las palabras de Rocío Nahle quien los define como “un grupúsculo, porque así lo voy a llamar, un grupúsculo que se aferra a seguir succionando el presupuesto, succionando recursos naturales” y los acusa de estar “creando este abismo, esta diferencia social, económica y, nosotros, que estamos empujando hacia un estado progresista”. Lo que, para cualquiera, le permitiría entonces reconocer que por sobre el presidente, los opositores siguen aún gobernando.
Caminamos a la elección de julio con estos discursos a cuestas, descalificaciones, señalamientos, acusaciones, algo que, a decir de aquellos que saben, es hablar con la verdad; a pesar de que mucho de los que se habla es producto de una estrategia de mercadeo y ofrecimiento de un producto de consumo electoral, un candidato.
Siguen cuatroetistas y opositores hablando del otro, pero no de nosotros. No, a pesar de que digan que lo contrario, aun no hablan de nosotros, aun no dicen de qué manera van a acabar con la pobreza, ni con la exclusión o la injusticia. Aun no dan a conocer la forma en que sus propuestas se fundamentan en la ley y se volverán políticas públicas.
Por supuesto que un candidato cuando habla de salud y nos dice que vamos a estar mejor con él, debería de explicar, sí explicar en sus mítines políticos que la Ley de Salud del estado asegura en tal parte que nosotros tenemos derecho a tal o cual cosa y que, él o ella, lo va a llevar a cabo construyendo acuerdos, propuestas que hagan práctico ese apartado de la ley. Ni más ni menos.
Pero, esperemos, que al menos sepan lo que en derechos humanos dice la constitución hidalguense, esperemos.