Expertos destacan el valor de la energía masculina en la formación familiar, la construcción de identidad y el equilibrio social; para reflexión este Día del Padre
En el marco de las reflexiones por el Día del Padre, especialistas en psicología, pedagogía y desarrollo social coinciden en la importancia fundamental de la figura paterna y la energía masculina en el desarrollo integral de la familia y la sociedad.
A diferencia de estereotipos tradicionales, hoy se reconoce que el papel del padre va mucho más allá del proveedor económico: su presencia activa y emocionalmente comprometida fortalece el equilibrio familiar y forma generaciones más sanas y resilientes.
La energía masculina, explican psicólogos como Juan Carlos Barrios, se vincula con cualidades como la firmeza, la protección, la dirección y la toma de decisiones, las cuales complementan la energía femenina, asociada con la contención, la empatía y el cuidado.
“Ambas energías no son excluyentes ni rígidas, sino que deben integrarse en el hogar para ofrecer un entorno seguro y equilibrado para niñas, niños y adolescentes”, afirma.
Diversos estudios, como los realizados por el Instituto Nacional de Psiquiatría, revelan que la presencia paterna activa se relaciona con menores niveles de ansiedad infantil, mayor rendimiento académico y mejor regulación emocional en los hijos.
Además, los padres que se involucran en la crianza rompen con patrones tradicionales de rigidez emocional, permitiendo que los niños —especialmente los varones— aprendan a expresar y manejar sus emociones de forma saludable.
En términos sociales, la paternidad consciente y responsable es un factor determinante en la prevención de conductas de riesgo, deserción escolar y violencia juvenil.
“La ausencia del padre, ya sea física o emocional, genera vacíos que, en muchos casos, son llenados por modelos negativos o distorsionados de masculinidad”, advierte la socióloga Paulina Mendoza.
No se trata de una figura exclusivamente biológica. Paternar —verbo que se ha popularizado en las últimas décadas— implica también la presencia de tíos, abuelos, tutores y figuras masculinas que, con afecto y compromiso, asumen un rol formativo en la vida de los menores. Esta diversidad de configuraciones familiares también contribuye a enriquecer la noción de lo que significa ser padre en la actualidad.
La revalorización de la energía masculina positiva es clave en todos los tiempos para construir una sociedad más equitativa. Promover el autocuidado, la escucha activa, la ternura y la corresponsabilidad en los hombres no debilita su rol, sino que lo fortalece, al hacerlo más humano, empático y necesario.
Con ello, se abre paso a una nueva masculinidad, una que entiende su impacto no solo en el desarrollo de los hijos, sino también en la transformación cultural y social que hoy exige modelos más inclusivos, conscientes y amorosos.