Estudio de la UAEH revela altos niveles de ansiedad y depresión vinculados a la dismenorrea primaria en jóvenes de 18 a 29 años
Con el objetivo de comprender cómo los cólicos menstruales intensos afectan la salud mental de las mujeres y personas menstruantes, la estudiante de doctorado Lilian Scarlet Gerardo Muñoz y el profesor investigador Mario Isidoro Ortiz Ramírez, de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), desarrollan un estudio que busca mejorar el diagnóstico y tratamiento de la dismenorrea primaria.
Ambos investigadores, adscritos al Instituto de Ciencias de la Salud (ICSa), subrayan que la dismenorrea primaria debe ser vista como un problema de salud pública, ya que durante los días previos y los primeros del ciclo menstrual, se registran síntomas físicos y emocionales severos como calambres, fatiga, dolores de cabeza, diarrea, ansiedad y depresión, que afectan directamente la calidad de vida y el desempeño académico de las personas afectadas.
Según cifras presentadas por el equipo, entre el 40 % y el 70 % de las mujeres jóvenes padecen dismenorrea primaria, y muchas enfrentan limitaciones para realizar sus actividades cotidianas durante el periodo menstrual. Por ello, se implementó la investigación titulada:
“Relación entre depresión, ansiedad y dismenorrea primaria en estudiantes del ICSa”.
Entre agosto de 2024 y abril de 2025, se aplicó un cuestionario a 893 estudiantes de entre 18 y 29 años para registrar tanto síntomas físicos como emocionales. También se utilizó la algometría, técnica que permite medir el umbral del dolor durante los primeros tres días del ciclo menstrual, periodo en el que los síntomas suelen ser más intensos.
Los resultados preliminares revelan que el 44.86 % de las participantes presenta niveles muy altos de ansiedad, mientras que el 38.5 % reporta depresión moderada durante el periodo menstrual.
Estos hallazgos confirman la hipótesis de los investigadores sobre la fuerte relación entre los cólicos menstruales severos y el deterioro del bienestar emocional.
Aunque la investigación continúa en curso, los responsables destacan que sus resultados podrían sentar las bases para estrategias de atención emocional y médica diferenciada, además de impulsar políticas públicas orientadas a mejorar la salud mental y el rendimiento académico de las estudiantes Garza.