Cuando todo pasa, todo pesa

 Ir a terapia no es señal de debilidad, es un acto de autocuidado. Es una decisión que dice: “ya no quiero seguir cargando esto solo”, o “me merezco una vida con más paz”...

Por: Kathya Moreno.

Hay días en los que simplemente todo pesa. En los que abrir los ojos se siente como una tarea titánica y respirar duele sin que nada lo justifique del todo. Días en los que el mundo sigue su curso, pero tú te sientes detenido, como si estuvieras debajo del agua viendo la vida pasar en cámara lenta. Y lo más desconcertante es que no siempre sabes por qué. Solo sabes que estás ahí: agotado, triste, sin fuerza para seguir… y sin saber cómo salir.

Desde la psicología podemos hablar de síntomas, de procesos emocionales, de mecanismos de defensa. Pero cuando estás en ese punto, lo último que quieres es un diagnóstico. Lo que buscas es una forma de seguir viviendo, de atravesar ese malestar sin sentir que te estás rompiendo más de la cuenta.

Y es que muchas veces, no se trata de “arreglarse” rápidamente. No hay botón de reinicio. Hay que empezar por algo mucho más humano: reconocer que estás mal sin culparte por ello. Sentirte así no te hace débil, ni flojo, ni menos valioso. Te hace humano. Todos, en algún momento, pasamos por ahí, aunque no todos lo digamos en voz alta.

Entonces, ¿qué hacer cuando no puedes con todo? Lo primero, quizás, es dejar de exigirte poder con todo. No tienes que solucionar tu vida en un solo día. Tal vez, solo necesitas ducharte, preparar algo de comer, o escribir lo que sientes. A veces el primer paso no es levantarse del todo, sino simplemente no hundirse más.

Habla. Con alguien de confianza, con un terapeuta, contigo mismo. A veces ponerle palabras al caos interior lo vuelve más manejable. Y si no puedes hablar, escribe, dibuja, grita en una almohada… Lo importante es darle salida a lo que te abruma, para que no se te acumule por dentro como nudo en la garganta. En lo particular, lo que me funciona es hacerme una carta, o cantar, transformar las emociones que tengo en arte siempre me ha resultado liberador.

También ayuda recordar que esto que sientes no es permanente, aunque ahora se sienta eterno. Las emociones, por intensas que sean, son como olas: suben, golpean… pero eventualmente bajan. A veces, solo se trata de resistir lo suficiente para ver cómo baja la marea.

Y si el dolor no se va, busca ayuda profesional. No tienes que poder con todo solo. La terapia no es para los débiles, es para los valientes que deciden enfrentarse a su mundo interior con honestidad.

No estás roto. No estás solo. Estás viviendo algo difícil, pero no imposible de atravesar. Respira. Quizás hoy no puedas con todo… pero si puedes con este momento, eso ya es suficiente por ahora.

Construyamos juntos la mejor versión de ti.

@proyecto_be