11 de julio Día Nacional del Minero: una deuda histórica sin saldar

11 de julio Día Nacional del Minero: una deuda histórica sin saldar. FotoArchivo Histórico

Día Nacional del Minero, para conmemorar cada 11 de julio, no solo representa un homenaje a su labor, sino también un recordatorio de deuda


En México, el Día Nacional del Minero, establecido para conmemorar esta figura cada 11 de julio, no solo representa un homenaje a la labor de quienes día a día extraen las riquezas de mundo mineral sumergido, sino que también es recordatorio de una deuda histórica marcada por tragedias, impunidad y olvido institucional.

La fecha fue instaurada en honor a la fundación del Sindicato de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SITMMSRM) el 11 de julio de 1934 en Pachuca, Hidalgo, ciudad minera por excelencia. Aquel mismo año se integró la segunda sección en Real del Monte, donde se coloca una ofrenda floral en el Monumento al Minero Anónimo este día. 

Sin embargo, la conmemoración llega cada año con un trasfondo doloroso. En lugar de celebraciones oficiales amplias o discursos institucionales con compromisos reales, la jornada es una herida abierta para miles de familias que han perdido a sus seres queridos en condiciones laborales precarias y negligentes bajo tierra.

Solo en Coahuila, desde finales del siglo XIX y hasta 2025, se han registrado al menos 3,100 muertes de mineros.

La tragedia de Pasta de Conchos ocurrida el 19 de febrero de 2006, sigue siendo la más emblemática: 65 trabajadores perdieron la vida, y aunque en 2025 se entregaron 13 cuerpos, la mayoría permanece sepultada, mientras la justicia no brilla.

“No ha sido el carbón ni los gases lo que los ha matado, sino la impunidad y la negligencia”, denuncian organizaciones sociales que cada año recuerdan la fecha con más dolor que esperanza.

Más reciente, en Zimapán, Hidalgo, trabajadores mineros se han manifestado por la irrupción de un sindicato foráneo que intentó desplazarlos, lo que provocó la suspensión de actividades en seis minas. Esta situación refleja cómo, a pesar de su papel estratégico en la economía, los derechos laborales de los mineros siguen siendo vulnerados.

La minería en México es una de las industrias más lucrativas. El país se ubica entre los principales productores de oro, plata, cobre y zinc del mundo, generando más de 400 mil empleos directos y 2 millones indirectos, de acuerdo con cifras de la Cámara Minera de México (Camimex). Estados como Zacatecas, Sonora, Chihuahua, Durango, Guerrero, Coahuila y San Luis Potosí siguen siendo bastiones de esta actividad.

Pero mientras los números brillan en los informes económicos, la realidad en muchas minas es sombría.

La falta de condiciones de seguridad, la presencia de concesiones a corporaciones extranjeras sin control estricto, y la débil fiscalización en el cumplimiento de derechos laborales mantienen a cientos de trabajadores en situación de riesgo constante.

A ello se suma la reciente memoria del colapso en una mina de carbón en Sabinas, Coahuila, donde varios mineros quedaron atrapados por inundaciones en los pozos, y los trabajos de rescate se enfocaron más en drenar el agua que en garantizar condiciones seguras para sus empleados.

Pese a los reclamos, las indemnizaciones dignas no llegan, las investigaciones siguen inconclusas y ningún directivo ha sido sancionado en casos emblemáticos. La minería continúa siendo una actividad esencial y estratégica, pero las vidas humanas siguen siendo tratadas como material desechable.

Este 11 de julio, el Día del Minero no es una fiesta, sino un llamado: a la memoria, a la justicia pendiente, y a la necesidad urgente de transformar un sistema que sigue dejando enterrados no solo cuerpos, sino derechos y esperanzas.

“La justicia no llega con flores. Llega con verdad y con responsabilidad”, repiten las viudas y familiares de Pasta de Conchos. Y hoy, su eco resuena más fuerte que nunca.