El miedo a decir adiós

 Los cambios drásticos nos obligan a reconstruirnos, a redefinirnos, y esa tarea puede ser aterradora.

Por: Kathya Moreno

El ser humano, por naturaleza, es un ser de hábitos, vínculos y estructuras. Nos aferramos a lo conocido porque nos brinda seguridad, una sensación de control sobre lo que sucede en nuestra vida. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a un cambio drástico, ya sea cambiar de trabajo, dejar de ver a una persona significativa o tomar decisiones que alteren el curso de nuestra existencia, el miedo a decir adiós surge inevitablemente.

 

El miedo a decir adiós está profundamente ligado a la incertidumbre. Cambiar implica dejar atrás algo que, por incómodo que pueda ser en ocasiones, ya conocemos. Los seres humanos tememos lo que no podemos prever, y ante la posibilidad de un nuevo trabajo, el fin de una relación, o incluso la decisión de mudarnos a otra ciudad, lo desconocido aparece como una amenaza. ¿Qué pasará después? ¿Seré capaz de adaptarme? ¿Y si este nuevo camino es peor que el anterior? Estas son solo algunas de las preguntas que inundan nuestra mente en esos momentos cruciales.

 

El miedo también tiene su raíz en el apego emocional, por ejemplocuando tenemos que dejar de ver a una persona o soltar algo que ha formado parte de nuestra vida durante mucho tiempo, estamos enfrentando una especie de duelo. Según la teoría del apego desarrollada por John Bowlby, los seres humanos desarrollamos lazos emocionales profundos que, cuando se ven amenazados o rotos, nos llevan a experimentar dolor emocional. Este duelo no siempre implica una pérdida física definitiva, pero el solo hecho de separarnos de aquello a lo que hemos estado vinculados genera una respuesta de ansiedad y tristeza.

 

Otra dimensión que aparece en los momentos de cambio es el miedo a la identidad. A menudo, nuestro trabajo, nuestras relaciones o nuestras rutinas se convierten en una extensión de lo que somos. Cuando nos vemos obligados a decir adiós, nos preguntamos: ¿Quién soy sin esta parte de mi vida? Los cambios drásticos nos obligan a reconstruirnos, a redefinirnos, y esa tarea puede ser aterradora.

 

No obstante, el miedo a decir adiós también puede ser visto como una oportunidad para el crecimiento. La psicología positiva destaca la capacidad humana para la resiliencia, es decir, para superar la adversidad y encontrar formas de adaptarse. Aunque el miedo sea una reacción natural, enfrentarlo y atravesar el proceso de cambio puede abrir puertas a nuevas posibilidades, aprendizajes y relaciones que, de otro modo, no habríamos experimentado.

 

Aunque el miedo al cambio es universal, también lo es la capacidad de reinventarnos, de descubrir nuevas facetas de nosotros mismos y de la vida cuando estamos dispuestos a soltar aquello que, en algún momento, creímos indispensable. El miedo a decir adiós, después de todo, no es el fin, sino el comienzo de algo nuevo.

 

Construyamos juntos la mejor versión de ti.

@proyecto_be