Que arrecia la guerra sucia entre los candidatos a la gubernatura de Hidalgo, sobre todo entre los punteros, Carolina Viggiano de la alianza “Va por Hidalgo”, del PAN, PRI y PRD y Julio Menchaca de “Juntos Hacemos Historia”, que encabeza Morena, PT y Panal, de ser este el rumbo de lo que veremos en las próximas semanas, la elección se va a judicializar y será en la mesa donde en realidad se decida al gobernador o a la gobernadora.
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Que la elección está marcada por la “encuestitis”, aunque sus mismos promotores y quienes se ven beneficiados han aclarado que esas solo son fotografías de un momento y que desde luego no serán determinantes para la elección. Entonces, la pregunta es para qué o por qué, pues son un instrumento que están a la orden del día y les destinan un presupuesto importante, porque una encuesta cuesta al menos millón y hasta dos millones de pesos; en cambio, a los medios de comunicación tradicionales que difunden todos los días la información de las campañas, las propuestas y todo lo que gira alrededor, -NO-, y están relegados a un último plano.
Esa estrategia es equivoca y se están siguiendo dos líneas, la primera que mantiene el presidente AMLO y la segunda, es la que inició la actual administración donde no solo hubo una terrible y simulada austeridad, sino una separación sorprendentemente inexplicable con el jefe del Ejecutivo y su gabinete.
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Que es un logro para la sociedad mexicana que cada vez las elecciones se abran más a las minorías o a los grupos que tradicionalmente no eran tomados en cuenta en los comicios, llama la atención que 130 reos que no han sido condenados y gozan de sus derechos, tengan la oportunidad de emitir su voto anticipado y el INE ya tenga todo listo, el problema es que sin los medios tradicionales de acceso a las noticias, cómo es que los probables votantes se van a enterar de las propuestas de cada aspirante y, siendo tan pocos los que votarán en las cárceles, los candidatos a gobernador no tendrán tiempo para ir a hacer campaña a esos sitios y entonces un folleto o un díptico será insuficiente para que estos puedan emitir un voto razonado.
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Que al grito de “Ni una más”, nuevamente en diversos estados del país se levantaron las feministas para exigir un alto a las muertes de mujeres, frente al asesinato de Debhani, pero la verdad es que nada pasa porque las autoridades federales, estatales y municipales se mantienen en deuda con la sociedad para garantizar la seguridad de todos y de todas.
El tema es en extremo delicado porque ahora en cada hogar ya se está pensando qué arma o herramienta de defensa personal se debe comprar para accionarla en caso de sentirse en peligro.
Ayer mismo, la declaración del senador Ricardo Monreal en torno a que este Gobierno tiene una deuda con las mujeres, llama la atención sobre porque es un miembro activo de Morena y quien encabeza este gobierno es un morenista que no ha logrado cumplir su promesa de darle a los mexicanos esa seguridad tan anhelada.
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Por si fuera poco, nuestro país está sumido en una vorágine de inseguridad donde un día ejecutan a 10 y al otro día también; los diputados de Morena, sus líderes y hasta el propio presidente AMLO mantienen sus mensajes de polarización y odio y este fin de semana ante decenas de militantes, el coordinador de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier volvió a descalificar a los legisladores que votaron en contra de la Reforma Eléctrica y dijo que se les debe «fusilar de manera pacífica».
Gravísimo y más que gravísimo, porque pone en riesgo la vida e integridad de sus compañeros en San Lázaro, pues la gente no entiende lo que es literal en una frase y, peor aún, es que parece que los de Morena no saben que violencia genera más violencia y que esa se les va a revertir tarde que temprano.
Ahora sí que, sin duda, esa frase mediática de campaña en contra de AMLO y su doctrina de que eran un peligro para México, comienza a hacerse realidad.
Lástima que Manuel Espino, se desdijo en 2018 porque quién inventó esa frase fue precisamente él.
