patricia gonzalez

Siempre me he considerado una mujer feminista. Estoy a favor de decidir y de que se respeten nuestros derechos reproductivos tanto sexuales que han sido reprimidos por siglos. Exigimos justicia por lo que callamos mucho tiempo. Es por ello que admiro a las colectivas que rompen el silencio en contra de una realidad latente en el país y el mundo: la violencia. Estas mujeres influyen directamente en los medios de comunicación y en la agenda pública local y nacional. Los movimientos feministas tienen un gran impacto social, por eso creo que es importante redirigirnos a marchar pacíficamente.
Algo que admiro en demasía es el rompimiento de esa barrera silenciosa contra el patriarcado, la misoginia y el machismo que han normalizado la violencia en razón de género. Existe un tsunami feminista que representa este hartazgo global de millones de mujeres que luchamos día con día para que existan mejores condiciones de igualdad y mitigar la opresión y discriminación. Encontramos acciones afirmativas que coadyuvan con el fortalecimiento, así como al empoderamiento de las mujeres y eso me llena de alegría y satisfacción.
Recalco que el reconocimiento de liderazgos tanto de hombres y mujeres no deben pasar desapercibidos. En la actualidad, más hombres se encuentran conscientes del impacto que ocasionaba la violencia de género y eso demuestra el progreso y la toma de consciencia colectiva. Coexisten varones que abrazan el feminismo, pero no están de acuerdo en la violencia que existen dentro de las marchas. Hay que recordar de igual manera que el feminismo plantea a todas las mujeres como una masa homogénea. Es lamentable que muchas veces nos olvidamos de la interseccionalidad como una herramienta que reconoce desigualdades, y, que muchas mujeres sufren a causa de diversos factores sociales como el mismo género, la etnia, la raza o clase social.
En resumen, alzar la voz, la toma de consciencia de la violencia de género y la interseccionalidad en el movimiento feminista, son elementos importantes a considerar en la lucha de las mujeres. Alzar la voz nos ayuda a combatir el patriarcado, la consciencia nos impulsa a cortarla desde la raíz y la interseccionalidad nos brinda un panorama más amplio de la desigualdad en la sociedad. Todo ello se puede lograr y mejorar siempre con actos libres de violencia.