En México, hay cercanía entre las Embajadas de ambos países, pero lejanía en tratos y protocolos
Por: Luis Felipe Hernández Beltrán
Mil 749 kilómetros y dos países: Jordania e Irak, separan a Irán de Israel… Vía terrestre, llegar de un país al otro es alrededor de 29 horas, sin contar paradas para descansar, comer e ir al baño.
En la Ciudad de México, la distancia entre las Embajadas de ambas naciones son solo 4.3 kilómetros, ambas en la misma colonia: Lomas de Chapultepec. Sin el tráfico habitual de la capital mexicana, para llegar en carro de un punto a otro son un aproximado de 15 minutos.
Desde hace algunos años, la calle Sierra Madre, equina con Montes Escandinavos, donde se ubica la sede diplomática israelí, se ha vuelto una auténtica fortaleza con hasta dos líneas de vallas metálicas y hasta dos o tres patrullas con sus respectivas parejas de policías que las 24 horas del día resguardan al Cuerpo Diplomático hebreo y colaboradores, sin dejar de mencionar de cámaras ocultas de máxima resolución en las calles aledañas.
Tiempo atrás, pasar por ahí se convertía en una auténtica pesadilla. Atravesar esa calle o cruzarla, era motivo para ser detenido por algún guardia de seguridad israelí, quien, con cara de pocos amigos, un amplio dominio del idioma español y una fuerte mirada intimidatoria, no permitía el paso si no se respondía a varios cuestionamientos: “¿Para qué pasa por aquí?”, “¿Qué viene a hacer por acá?” y negarse a responder o decir que “solo pasaba por acá”, era motivo de una respuesta “¡Pase mejor por la calle de atrás!”, “¡Solo personal de la Embajada y residentes de esta cuadra!”
Ir a la Embajada israelí a hacer algún trámite es otra osadía. Antes de ingresar, hay que pasar por un fuerte filtro de seguridad: prohibido sacar el teléfono celular así sea para ver la hora; bajar de un vehículo con algún acompañante es motivo para cuestionar quién es la compañía; llevar una mochila o bolsa, no está permitido, hay que dejarla en la mera esquina, en la vil calle, donde vea la cámara de seguridad, pues ni el propio personal de guardia puede tocarlo, eso sí: “lo que le pase a sus pertenencias no es nuestra responsabilidad”.
Una vez logrado pasar a la parte interior, la revisión minuciosa ya conocida por todos: detectores metálicos, revisión de prenda por prenda, principalmente sacos o chamarras y accesorios como cinturones; otros objetos como cámara fotográfica o de video y cada uno de sus artefactos: tripié, flash, pilas y tarjeta de memoria, son también motivos de inspección meticulosa. Sumado a las preguntas, nuevamente con la mirada atemorizante: “¿Traes drogas?”, “¿Traes o armas?” y demás interrogantes cuya respuesta puede ser obvia: “¡No!”.
Con las manifestaciones que se realizaron en 2024 de parte de grupos mexicanos pro-Palestina, como protesta por el conflicto bélico en la zona de Gaza y que la Embajada de la tierra prometida tuvo como consecuencia daños en su fachada y pleitos violentos con grupos policiacos donde se utilizaron piedras y gases lacrimógenos, esta seguridad se intensificó, ni que decir ahora con el actual conflicto Israel-Irán.
Pero emprendemos el camino a la Embajada de Irán, justo sobre Paseo de la Reforma, a unos pasos del triángulo que conforma esa avenida con la también avenida Constituyentes y la colonia Santa Fe. Al menos para alguna convocatoria de prensa o evento social, como las que he tenido la oportunidad de ir en siete ocasiones a lo largo de diez años cubriendo Embajadas, no hay mayor formalidad que solo hacer una fila, entregar una identificación oficial vigente, pasar y listo…Independientemente a lo que haya que ir, vale la pena disfrutar del recinto que goza de una colección de pinturas con pasajes persas y sus coloridos tapetes que, aunque se puede, no dan ganas de pisarlos... ¡para evitar que se ensucien!
Con el reciente conflicto bélico, montada en el camellón que divide Paseo de la Reforma, discretamente una patrulla con dos uniformados de la Secretaría de Seguridad Ciudadana custodia la Embajada de la nación persa. Ir a hacer alguna diligencia, solo es motivo de que estos se te acerquen, estrechen tu mano y te pregunten tu nombre y con pluma y papel en mano, hagan su llenado.
Coincidentemente, Estados Unidos, fiel aliado del Gobierno israelí, tiene en México su residencia oficial justo al lado de la Embajada iraní, ¿coincidencia?, y este 26 de junio ahí se celebrará por adelantado el 249 aniversario de la Declaración de la Independencia Estadounidense, primer festejo en suelo mexicano que presidirá el Embajador estadounidense Ronald Johnson.
Genera incertidumbre saber si en el primer discurso del emisario estadounidense se mencionará el conflicto Israel-Irán, si continuará con el discurso Trumpista de apoyo hacia la nación judía y minimizar las defensivas de la patria islámica o simplemente, política arancelaria con México, fiesta y a gozar con hamburguesas y café de Starbucks…
Entre vecinos te veas, aunque cercanos en México, lejanos en ideologías, protocolos y guerras…
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