roberto cienfuegos

Dicen que a confesión de partes relevo de pruebas. Pero aun si no fuera el caso y con base en el beneficio de la duda ante la evidencia de hechos inesperados y no advertidos, es un hecho que el presidente Andrés Manuel López Obrador, su gobierno, los de Guerrero y Acapulco, poco o nada pudieron hacer para prevenir y/o mitigar los peores efectos de una tormenta que ya se tornó en una pesadilla para las víctimas directas, pero también para los gobernantes de este país, pillados in fraganti, que ni qué.

Esto dijo el presidente en su matutina del ocho de noviembre: “estaba yo pendiente por la evolución de tormenta tropical, luego a 3, luego a 4 y luego que va a entrar a 5, y estaba pendiente. Y recibí el reporte de las 6:00, luego otro reporte con aviones de estos, cazahuracanes, hablando de que se iba a intensificar. Y puse un mensaje como a las 8:00 de la noche, pero me apoyé en lo que se estaba informando, de que iba a entrar de 4:00 a 6:00 de la mañana. Y en la franja costera de Acapulco a Tecpan, esto un poco más de las ocho de la noche”.

López Obrador añadió: “Pero me quedé todavía… Bueno, a partir de … Ya unos días antes ya teníamos trabajo. Esta imagen es de las 6:00. Sí, aquí está”, expuso con la ayuda de una imagen en el Salón de la Tesorería. Agregó una más: “Esta es de las 8:00, no teníamos otra, pero esto fue a las 8:00 de la noche un poco más, y miren lo que pongo: Atento aviso a toda la población de la Costa Grande de Guerrero. Estoy hablando de la Costa Grande porque esa era la información a las 6:00, y estaba yo esperando el otro reporte. Me habló Germán Martínez como a las 7:00 de la noche y fue cuando me dijo que le estaban informando por teléfono desde el Centro de Control de Huracanes en Estados Unidos que se estaba precipitando y que iba a entrar, que podía entrar con categoría 5”.

También señaló: “Con la información disponible se pronostica que el huracán Otis entrará al territorio con categoría 5, entre Acapulco y Tecpan, porque esa era la información que teníamos”. Y esto también: ‘De las 4:00 a las 6:00 de la mañana, y no, entró a las 12 y media de la noche o iniciando la mañana del día siguiente”.

Dijo de igual forma que “Está en marcha el Plan DN-III-E y el Plan Marina, en coordinación con el gobierno del estado. Acepten trasladarse a refugios, mantenerse en lugares seguros —cuando estaba yo escribiendo esto, pensé en decirlo más fuerte, o sea, viene cañón, o sea, algo así, pero dije: no, con esto basta—, en coordinación con el gobierno del estado; acepten trasladarse a refugios, mantenerse en lugares seguros alejados de ríos, arroyos, barrancas y estén alerta, sin confiarse. Casi era: no hay que dormirse. Nosotros también estamos pendientes”.

Expuso que “todo esto lo explico porque mis malquerientes, con el propósito de dañarnos, mienten de que no se avisó y… Pues teníamos la información disponible hasta entonces”.

Hasta allí habló el presidente. Cada quien saque sus conclusiones.

Tomo la siguiente información de la Dirección General de Difusión de la Ciencia de nuestra máxima casa de estudios: “La intensidad que adquirió Otis al tocar tierra en la costa guerrerense tomó por sorpresa a los científicos del clima.  Los datos de los sistemas de vigilancia no anticiparon el riesgo de una fuerza destructiva que detonaría el desastre en Acapulco y las poblaciones cercanas, pérdidas humanas y materiales”.

 

Según la UNAM, “desde el domingo 22 de octubre por la mañana, el Servicio Meteorológico Nacional, de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en coordinación con el Centro Nacional de Huracanes, de Estados Unidos, seguían la formación de una depresión tropical en el Pacífico”.

 

Conforme a los modelos y las imágenes de satélite, éstos “no mostraban que el fenómeno se fortalecería de manera preocupante. El lunes 23 de octubre, el aviso fue de lluvias fuertes por la tormenta tropical Otis”.

 

Al día siguiente, el martes 24, la CONAGUA informó en un comunicado que Otis se había intensificado a huracán categoría 4 y estimaba que llegaría a categoría 5 antes de impactar en costas de Guerrero, explica.

 

Pero rápidamente, en cuestión de horas, a las nueve de la noche, se transformó en un huracán de categoría 5, la máxima de la escala Saffir-Simpson que se usa para clasificar a los huracanes con base en la velocidad de sus vientos y los daños producidos.

 

Fue hasta las 22:00 horas, siempre conforme a la UNAM, que la CONAGUA alertó en redes sociales: “Se prevé que el huracán impacte entre Acapulco y Tecpan de Galeana entre las 4 y 6 de la mañana”.

 

Pero al cabo de unas horas, a las 0:25 de la madrugada, tiempo del centro de México, del miércoles 25 de octubre, que el huracán tocó tierra en las inmediaciones del puerto de Acapulco. Su poder arrasó la costa de Guerrero, con vientos máximos sostenidos de unos 270 kilómetros por hora.

La cauda desastrosa y hasta trágica de “Otis” ya la conocemos. La tormenta se transformó en una pesadilla y en eso estamos cuando ya han pasado hasta hoy 17 días del fenómeno.

@RoCienfuegos1

Artículo anteriorMilagro
Artículo siguienteLa cultura del seguro, una necesidad ingente
Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y Maestro por la Universidad Politécnica de Tulancingo de Bravo, Hidalgo.Coberturas internacionales en Brasil, Colombia, Dinamarca, Jamaica, Perú, Taiwán, y Trinidad y Tobago. Corresponsal de Excélsior y Notimex en Estados Unidos y en Venezuela.Su trabajo aparece en McGraw-Hill, la revista colombiana Dinero, las agencias noticiosas Ansa, United Press International, Xinhua, Notimex, La Opinión de Los Ángeles, Hoy, The Dallas Morning News y Tiempos del Mundo.@RoCienfuegos1ro.cienfuegos@gmail.com